A raíz de una serie de robos de motos en el ran San Juan, tanto en viviendas como en la vía pública, las divisiones Leyes Especiales y Sustracción de Automotores pertenecientes al D-5; en colaboración con peritos de la Planta Verificadora de la Policía de San Juan, llevaron a cabo una investigación. La pista más firme los llevó hasta el departamento Albardón.
Allí, en el interior de la Villa Luján, llegaron hasta un taller mecánico. La principal sospecha de los investigadores, era que en este taller entraban motos robadas para ser desmanteladas y con esas partes armaban nuevas motos.
De esa manera, durante la inspección que corrió a cargo de la Brigada Central, los peritos de la planta Verificadora examinaron unas 30 motos y varios motores, entre los que descubrieron que dos rodados presentaban tanto sus motores como los chasis adulterados. Además, hallaron otras dos motos, un karting y un motor que no estaban legalmente registrados.
A su vez, los investigadores lograron determinar que Trigo, el propietario del taller, ejercía el oficio bajo total clandestinidad, ya que no contaba con las habilitaciones pertinentes, ni de la municipalidad, del Departamento de Bomberos, ni de Industria y Comercio. Además, no llevaba un libro de registros en el que asentara el ingreso y egreso de las motos al local, así como la procedencia de los mismos.
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