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5 años pasaron  desde aquel terrorífico crimen que sacudió al departamento de Albardón, la gélida mañana del 11 julio de 2019. Día en que Diego "el Chato" Álvarez (31) asesinó a Brenda Requena (24). En todo este tiempo ocurrieron un sin fin de situaciones de un femicidio que conmovió a todo Albardon y San Juan. Un crimen que pasó por Brenda sufría violencia de género por parte de Álvarez. El sujeto, quien hoy cumple la pena de prisión perpetua en el Servicio Penitenciario Provincial, controlaba a la mujer y hacía que su existencia fuera un calvario. Además del maltrato físico, la sometía a constantes agresiones psicológicas. 
Por eso, en la fría mañana del 11 de julio del 2019, en un descampado en las afueras de Albardón, la estranguló, la quemó ocultando su cuerpo tras unas cubiertas y luego la enterró. En ese instante, unos niños que jugaban por allí alcanzaron a ver movimientos extraños. Luego, el testimonio de esos menores fue una de las piezas claves para condenar al femicida. 
Antes, la había encontrado con Guajardo en ese mismo sitio. Este otro sujeto, al ver la iracunda acción de Álvarez, que, además intentó golpearlo con un pedazo de escombro, huyó cobardemente dejando a Brenda sola con el violento. 

Tras el asesinato, de manera cínica y especulativa, el "Chato" se presentó La Policía no "colaboró" demasiado en esas primeras horas. Incluso, circuló la versión de que Brenda podría haberse ocultado en la casa de unos parientes en Pocito. Algo que jamás ocurrió. A esa altura, mientras daban a conocer esa infame información, la joven yacía muerta bajo las gomas encendidas por Álvarez.
Y a partir de ese instante comenzó la larga, dolorosa y aguerrida lucha de Laura para, primero, desentrañar el paradero de su hija, y luego, al conocer la dura realidad, exigir justicia. 

De ser ama de casa y llevar una vida tranquila, a transitar los indiferentes, oscuros y fríos pasillos de Tribunales. Todo eso tuvo que soportar esta valiente mujer, quien jamás hubiera querido colocarse en ese lugar.

También, tuvo que hacerse cargo de la crianza de los hijos de Brenda. Hoy, cumple el rol de abuela y de mamá. Debe ser quien en un mañana no muy lejano, les cuente a esos pequeños qué pasó con su madre, por qué su padre la mató y además, trabajar para que crezcan en un ambiente sano y puedan vislumbrar un futuro sin violencia y en paz. 

Párrafo aparte merece la irrisoria y vergonzosa condena que recibió Guajardo. Si bien el sujeto no participó en la acción que terminó con la vida de Brenda, omitió prestarle ayuda cuando el ataque de Álvarez era inminente. El juez Ricardo Moine lo multó con $12.500 y luego, la Corte confirmó el fallo. en la Comisaría 18ª para denunciar que había visto por última vez a su esposa huir del descampado en donde la encontró con Guajardo y que a partir de ese instante no supo más nada de ella. En realidad lo único que buscaba era encubrir el crimen que había perpetrado ese mismo día. 




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